Todos queremos amor en nuestras vidas, toooodos hasta el más ‘Grinch’ del planeta desea ser amado, aunque odie aceptarlo, de hecho son quienes más amor suplican con sus acciones, quienes más carentes de cariño han estado en su vida, así que bajo esta premisa, todos buscamos el amor. A veces lo buscamos teniendo una relación con una mascota que sabemos jamás nos causaría daño, con la comida o algunos vamos saltando de una cosa a otra así como de una persona a otra buscando con quien realmente completarnos, pero… ¿Cuál es el propósito real de las relaciones? Muchos vivimos pensando que el propósito es la relación en sí, es decir, que el fin o el objetivo es conseguir una relación, no importan cómo ni con quién, aquí es dónde debemos preguntarnos ¿Para qué queremos una relación? ¿Para no estar solo?, ¿Para tener con quien ir al cine?, ¿Para disfrutar de una cena? En realidad, las relaciones son una herramienta para poder llevar a cabo lo que venimos a hacer aquí en este plano físico (no estamos aquí por casualidad) y existen con el fin de ayudarnos en nuestro proceso ¿Por qué? Por qué las relaciones despiertan mucha incomodidad en nosotros, los casados, los que viven en pareja, los que llevan muchos años juntos lo pueden confirmar. No es fácil tener a lado 24/7 a alguien con quién compartes el espacio, la cama, las responsabilidades, a alguien que constantemente te hace ver tus fallas, es por eso que muchos terminan las relaciones cuando la cosa comienza a ponerse seria y empieza a existir un compromiso, pero es justo ese compromiso y esa incomodidad la que debemos tomar como ventaja hacia nuestro proceso individual.

El propósito de las relaciones en nuestra vida, entre otras cosas, es ayudarnos a conocernos a nosotros mismos, esa interacción me permite ver en que área de mi vida estoy estancados, dónde no he podido avanzar, en dónde pierdo la paciencia, la tolerancia, el respeto, hasta dónde llega mi afán de querer tener la razón, hasta dónde soy capaz de ceder y compartir.

En general las personas con las que nos relacionamos nos me recuerdan todo el tiempo lo que vinimos a hacer, que es lo que me resulta incómodo, que me cuesta trabajo y en que debo cambiar, así que… para la próxima vez que trates de salir corriendo de una relación que comienza a tener desafíos, en dónde se ha terminado la adrenalina, la chispa del enamoramiento, piénsalo 2 veces, posiblemente sea la oportunidad para seguir avanzando y transformarte.

Mucho hay que decir de este tema, ya será en otra ocasión.

¡Hasta la próxima!

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