Cuando el cosmos nos obliga a compartir no lo hace con misericordia. No es un castigo divino tampoco sino la respuesta a lo que nosotros mismos hemos creado (causa y efecto). Es una forma de poner en equilibrio todo lo que con nuestra negatividad hemos dado al mundo. Esta es una de las tantas lecciones que debemos aprender en estos momentos, es decir, nos negamos todos los días a compartir, a dar, a ver por los otros, a cuidarlos como si fuéramos nosotros mismos (es más a veces ni por nosotros mismos vemos). Entonces las sacudidas, los eventos desafortunados llegan y nos obligan a compartir por lo menos de forma reactiva , de primera mano por ser lo que tenemos en ese momento, por impulso, pero nos lleva a actuar para ayudar al otro ante la desgracia. Lo que debemos aprender es a compartir desinteresadamente día con día con todos los que podamos, mantenernos en la unidad que nos regala los momentos de dificultad y crisis.

Lamentablemente, a pesar de ver tanta destrucción y vidas perdidas ante los desastres naturales, no nos detenemos a actuar como seres humanos sin humanidad. Bien dicen que las armas no son las que matan a las personas, son personas matándose unas a otras o llevándose al extremo de la intolerancia simplemente por no pensar igual, por no haberse puesto a dialogar y llegar a acuerdos, por no escucharse los unos a los otros o por forzar a una comunidad a pertenecer a otra contra su voluntad, sólo por no perder el poder y más allá de las leyes.

El tamaño de las desgracias actuales y el llamado cambio climático son igualmente proporcionales a la conducta, al juicio, la crítica y la negatividad que vamos dejando por todos lados. Cuando somos conscientes del efecto de nuestras actitudes y pensamientos, somos más cuidadosos con lo que sale de nuestra boca y hacemos con nuestras manos y nuestros pensamientos. Éstas son solo manifestaciones del Universo, no es precisamente que la tierra esté molesta, (aunque no lo descarto), yo pensaría más bien que está triste y decepcionada de nosotros pero en realidad sería tomar poca responsabilidad al respecto. Esto que sucede hoy y seguirá sucediendo si no cambiamos, es sólo la consecuencia, el resultado de lo que nos hacemos los unos a los otros todos los días, de la falta de amor entre nosotros… Y es aterrador, más aún cuando parece que no hemos aprendido nada.

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