A lo que sigue…o como dicen otros, del odio al amor, hay un paso. Al menos eso es lo que espero yo y muchos otros, al menos es lo que deseamos que suceda con la humanidad en algún punto. Hace cuatro mil años los Kabbalistas hablaron de una entidad peligrosa y aterradora que amenazaba con destruir el mundo. Ellos le llamaron sinat jinam, ‘odio sin razón’.

En la mayor parte de los textos kabbalísticos importantes que se conocen y que comparten tanto maestros como estudiantes de esta sabiduría, erradicar el odio, la envidia y los celos de nuestros corazones es de suma importancia. De hecho es de las cosas más significativas, no sólo por que es la primer autoprotección, sino por que justo es la relación causa y efecto más clara que podamos tener al alcance. Aunque es difícil comprenderlo, lo olvidamos y sobre todo es mucho más difícil llevarlo a cabo, sin duda es uno de los asuntos más duros a trabajar.

Si comprendemos que todos formamos parte de la Luz, de la misma chispa, de la misma fuente, o de la forma en que cada quién lo conciba, nos trataríamos de forma distinta. Todos nosotros poseemos la misma energía dentro de nosotros, sólo que lo olvidamos y lamentablemente lo recordamos en momentos dolorosos, cuando hay caos alrededor del mundo, catástrofes naturales, atentados etc; es ahí cuando por unos días lo recordamos y nos solidarizamos pero al pasar de los días volvemos a ser los mismos, pareciera que no hay diferencia, que no hay nada que nos haya marcado. En lo cotidiano, en la rutina, volvemos a olvidarlo, hasta que nuevamente viene una sacudida que nos hace nuevamente recordarlo. ¿Cómo podemos tener malos sentimientos o mala voluntad, meterle el pie o dejar mal permanentemente a los demás?

Hay algo que en lo particular me sirve mucho cuando estoy a punto de hacer un comentario que no deja bien parado a alguien más, o cuando alguien me pide algún consejo y en realidad siempre es muy difícil dar un punto de vista o emitir una opinión, así que “me pongo en los zapatos del otro” trato de sentir empatía y, en verdad,  por unos minutos olvidarme de mí y tratar de sentir lo que esa persona siente. Ahí entonces aplica lo que decía el Rav Berg acerca de hacer sentir a los demás en la forma en que nos sentiríamos a nosotros mismos. ¿Le gritarías a tu mano derecha por hacer accidentalmente un corte en tu mano izquierda al utilizar unas tijeras? ¿Qué tan a menudo estás juzgando o sintiendo aversión hacia otros; a menudo si razón alguna?

Si todos los que conocemos, incluyéndonos, tomáramos más responsabilidad al respecto, empezaríamos a generar un cambio importante, y ésta es precisamente la forma en que los Kabbalistas predijeron que elevaríamos la conciencia de este mundo. En nuestras manos está que del Odio Sin Razón, pasáramos, por qué no… Al Amor sin Razón.

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